MÓDULO 2. ENTENDIENDO LA PARTICIPACIÓN

Presentación

Mucho se habla de la participación en los proyectos de desarrollo o en la puesta en marcha de acciones solidarias. El motivo es que mucha gente se da cuenta de que la mayor parte de los proyectos de trabajo comunitario o de voluntariado fracasan o quedan muy lejos de sus metas iniciales por falta de participación real de la gente para quién se hizo el proyecto (“los beneficiarios, destinatarios, usuarios, participantes”).

También muchas organizaciones y sus equipos ven todavía el desarrollo comunitario o la intervención social como un proceso lineal sencillo, donde se pasa de la situación “A” a la situación “B” en línea recta. Si nos acogemos a este enfoque, la participación se percibe como una pérdida de tiempo o como un instrumento donde las personas implicadas son justo eso, destinatarios, usuarios, clientes,…

Por último, en muchas ocasiones encontramos que la participación se entiende como una técnica o dinámica que, aplicada de manera puntual o aislada, es capaza por si sola de generar motivación, implicación, cambios, etc. El resultado suele ser acciones puntuales que abordan la participación de manera superficial o simbólica.

Existen, por tanto, muchas definiciones diferentes de la participación. Los unos llaman participación, lo que para los otros no es más que manipulación o pasividad de la gente. La realidad, es que la participación no es un estado fijo: es un proceso mediante el cual la gente puede ganar más o menos grados de participación (y con ello, de poder, autodeterminación, autonomía, derechos, implicación, etc.) en el proceso de desarrollo personal o de intervención comunitaria. Si además, vinculamos la participación con el ámbito de la exclusión o vulnerabilidad social, resultara especialmente interesante ver en qué consiste y como desarrollarla para que sea plena.