Antes de realizar una entrevista hay que elaborar una guía que contenga los objetivos y los temas a tratar; también podemos recurrir a un guion (4 o 5 temas que sean fáciles de memorizar, por ejemplo). Esto no significa que se tengan que realizar ni de la misma manera ni en el mismo orden en que están planteadas; el éxito dependerá más de la capacidad de la persona que entrevista para dar fluidez y naturalidad a la conversación.
Una entrevista a algunos expertos para empezar está bien, porque nos puede dar seguridad en los temas que surgen más habitualmente, y nos puede recordar aspectos que no se nos deben olvidar en la guía que vayamos a utilizar para las entrevistas.
Aunque cada entrevista tiene un contexto distinto, conviene que siempre tengamos en cuenta que:
Realizamos entrevistas a personas que están implicadas (a algunas se les hace al inicio del proceso): responsables políticos (del Ayuntamiento o de otras instituciones), personal técnico y representantes de las diferentes asociaciones y colectivos, según la muestra que hemos elaborado.
¿Para qué?
Son aquellas que realizamos a un grupo de personas que, organizadas formalmente o no, no son representantes ni líderes. Pueden estar ubicadas en los sectores afines, diferentes, ajenos u opuestos. El número de personas adecuado se sitúa entre 5 y 9 (pandillas de amigos, señoras que hacen una actividad, etc.)
El contacto con las personas puede ser previo, fijando día, hora y lugar para la cita, o realizarse de forma más espontánea, acudiendo a los sitios en los que habitualmente se reúnen y planteando a quienes allí estén las preguntas que nos permitan conocer su posición en torno a determinados temas.
El papel que debemos jugar al realizar la entrevista debe estar encaminado a conseguir un buen clima de debate entre estas personas. Previamente nos habremos presentado y explicado los objetivos de la entrevista; a continuación tenemos que conseguir situarnos en un segundo plano y procurar que el grupo se vaya expresando con libertad; en caso de producirse silencios muy largos o salidas del tema que estamos tratando, reconduciremos la discusión retomando alguna expresión lanzada antes por alguien.
Conviene que memoricemos, al igual que en la entrevista individual, un guion previo que nos ayude a no olvidar ni las preguntas, ni los objetivos del proceso; en este caso sí es conveniente que la hagan dos o tres personas, ya que, mientras una se encarga de conducir la reunión del grupo, la otra u otras deben observar atentamente y tomar las notas que considere oportunas, pues al tratarse de una reunión más amplia se producen, lógicamente, reacciones de todo tipo (complicidad, sorpresa, contrariedad) entre las personas que intervienen.