Antes de continuar avanzando en el rol de las personas facilitadoras de los procesos de participación grupal es importante reflexionar un poco sobre la vida y características de los grupos humanos.
Los grupos, como las personas, tienen su propia vida, sus dinámicas y sus procesos. Como personas facilitadoras o dinamizadoras de la participación grupal es muy importante conocer los procesos y vida de los grupos para tenerlos en cuenta a la hora de plantear los objetivos y las metodologías que nos marcamos con el mismo, en definitiva, para ajustar la acción e intervención a las características del grupo y a su momento en cuestión.
Existen varias formas de analizar y definir la vida de los grupos según diversos autores. Aquí seguiremos la metáfora de las “etapas vitales” para extraer paralelismos con las etapas que atraviesan el grupo y encontrar claves para trabajar en cada una de ellas, reforzando el proceso de crecimiento grupal. A continuación se muestran las etapas vitales de los grupos:
Estas etapas descritas no son algo estanco ni lineal, es decir, un grupo puede transitar entre una y otra, volver hacia una anterior, quedarse estancado en una o mezclar características de diferentes etapas en un momento. Lo importante es observar a ese grupo para poder identificar rasgos útiles para intervenir en cada fase del proceso, acompañar su evolución y el cumplimento de los objetivos que se hayan marcado.