Al inicio de este módulo se comentaban ya lo que para M. Marchioni son los agentes del proceso comunitario, a saber, población, instituciones y recursos.
En los procesos participativos, cada uno de estos actores asume un rol distinto que suele venir dado por su condición y por sus intereses y demandas. Como técnicos/as, una de nuestras funciones consiste en intentar asegurar unas máximas condiciones de igualdad y legitimidad, por lo que todos los actores han de cambiar sus actitudes hacia los demás.
¿Qué tipo de relaciones existen y qué tipo de relaciones es importante promover?
La participación que promovamos ha de ser un proceso que vincule no sólo a la ciudadanía (personas individuales y colectivos organizados como asociaciones u otros) que reside en el barrio, sino a un conjunto de actores que configuran y producen la pluralidad del bienestar: ciudadanía no residente en el barrio, profesionales, políticos, empresarios, otras ONG´s, voluntariado.
Es deseable la inclusión, no ya de grupos representativos de intereses, sino de individuos que, a título personal, y quizá también desencantados de la representatividad de los grupos y asociaciones, son “altavoces” del sentir de una comunidad, de sus intereses, sus demandas, sus necesidades y la forma de satisfacerlas. No nos interesa tanto su representatividad como la significatividad de su discurso.
Este enfoque pone de relieve la necesidad de llevar a cabo procesos de formación/motivación para la ciudadanía democrática a todos los niveles, de la que una educación para la participación será una parte central. A participar se aprende participando, y aquí las organizaciones sociales jugamos un importante papel.
Al hablar de las relaciones entre los diferentes agentes del proceso comunitario aparece otro de los elementos fundamentales de los procesos de participación en el ámbito comunitario, el trabajo en red.
El término se repite a menudo, pero no siempre bajo un mismo significado. El trabajo en red es una cuestión de técnica, pero también de actitudes, basada en los siguientes principios: horizontalidad, complementariedad, autonomía, pertenencia participativa, compromiso, objetivos comunes, comunicación y construcción colectiva del conocimiento, simplicidad y flexibilidad organizativa, cierto liderazgo y evaluación y aprendizaje permanente.
Gracias al trabajo en red, las organizaciones de la sociedad civil pueden multiplicar sus recursos, incrementar su influencia social, abordar proyectos de mayor alcance desde nuevas perspectivas y enriquecerse o aprender del trabajo de otros/as.
¿Cómo se puede llevar a la práctica el trabajo en red?: