Como personas facilitadoras de la participación y los procesos grupales es fundamental que reflexionemos sobre nuestro rol, las estrategias y actitudes que se han de poner en marcha. Una determinada forma de facilitar el trabajo grupal puede conducir hacia procesos de empoderamiento y autonomía mientras otras prácticas pueden generar cierta dependencia e incluso la desmotivación del grupo.
A continuación se muestran algunas ideas generales sobre las funciones posibles de la facilitación grupal:
Funciones de la persona facilitadora de procesos de participación grupal:
Así mismo, hay algunas actitudes y roles que sería conveniente evitar:
Como se ha visto al hablar de la vida de los grupos, los procesos de los mismos son graduales y, por tanto, los roles de las personas facilitadoras también han de serlo. Esto quiere decir que un grupo en su fase inicial tendrá poca capacidad de autonomía, eficacia y capacidad para gestionar conflictos. Es por ello que el rol de los técnicos/as será más directivo y propositivo inicialmente, se asumirán más tareas de organización, mediación etc., para ir dando mayor autonomía y capacidad de gestión al propio grupo a medida que avance su propio proceso.
A continuación se dan algunas orientaciones sobre el rol del técnico en función del momento en que se encuentra el grupo.
Otro aspecto clave en el momento inicial es tantear las expectativas que las diferentes personas participantes tienen sobre su participación en el grupo, ver qué esperan cada uno/a de ellos/as, ponerlo en común, para que todo el grupo las conozca y desde la facilitación se pueda llevar a cabo un ajuste de expectativas. El desajuste de expectativas puede ser un motivo de frustración y abandono de las personas participantes.
En esta etapa también es importante crear un buen clima y estar muy atentos/as a las posibles dificultades de inclusión de algunas personas para poder generar mecanismos correctores y superadores, así como atender las distintas velocidades.
La persona facilitadora en esta etapa tiene un rol más directivo y propositivo, guía al grupo en gran medida y resuelve conflictos y situaciones.
En caso de conflictos, es momento de favorecer la cooperación grupal para resolverlos y responsabilizar a las personas para buscar soluciones, escogiendo con cuidado si es mejor mantener alguna reunión al margen o abordarlo en el gran grupo.
El papel de las personas facilitadoras debe ir diluyéndose un poco, pasar a roles menos directivos o propositivos, centrándose en aquellos elementos más complejos o conflictivos. Es hora de que el grupo vaya adquiriendo mayor autonomía y que vaya marcando su propio trabajo y la organización del mismo.
Una de las funciones clave de las personas técnicas y en la que cabe profundizar por su relevancia y por su carácter transversal a todo el proceso es la de motivar la participación.
La motivación de los grupos y las personas implicadas en los mismos es un ingrediente esencial sin el cual no podría generarse vinculación de las personas a los procesos ni se conseguiría adherencia a los mismos. Es decir, la motivación es sin duda una de las calves del éxito de un proceso de participación.
A la hora de motivar la participación hay algunos ingredientes que pueden darnos pistas fundamentales: