Las asambleas y reuniones son una herramienta al servicio de los grupos y son el instrumento más práctico, extendido y útil para la organización democrática y la participación social.
Las reuniones es la expresión de una forma de interaccionar, relacionarse y participar desde la corresponsabilidad, la igualdad y la horizontalidad.
Las reuniones necesitan prepararse y cuidarse. También es necesario que el grupo lleve a cabo un proceso de aprendizaje para que estas sean operativas, cumplan con su función y sean un espacio donde todas las personas se sientan a gusto.
En ocasiones, las reuniones no se preparan adecuadamente, así como se caen en dinámicas internas de roles malentendidos, escasa participación, sobrecarga del orden del día…Esto hace que las reuniones no sean útiles y que la gente deje de acudir.
También es frecuente caer en un exceso de “reunionitis”, entendiendo esto por la tendencia a convocar excesivo número de reuniones, por lo general no demasiado resolutivas.
Ya sean reuniones de una asociación, con su reglamento y su junta directiva o de un grupo informal con el que estemos trabajando, la práctica asamblearia aporta una filosofía y una metodología de trabajo adecuada para favorecer la participación en igualdad. En ocasiones se ha confundido la metodología asamblearia con un espacio en el que cualquier persona puede hablar de lo que quiera, cuando quiera, el tiempo que quiera. No se trata de eso.
La metodología asamblearia se basa en relaciones horizontales y desarrolla una toma de decisiones igualitaria, en la que todos los miembros tienen la misma capacidad de influencia y decisión. En la asamblea, los grupos participan de todas las etapas del proceso, desde la fase de análisis o deliberativa, la resolución de conflictos y la toma de decisiones, pero ha de hacerse de una forma ordenada y clara para todo el mundo, así como dotándose de dinámicas diferentes para cada objetivo y momento.
Para que la asamblea cumpla correctamente su función es necesario poner en marcha una cierta tecnología asamblearia y unos determinados principios.
Asambleas y reuniones. Lorenzo y Martínez (2001)
Para comenzar a trabajar de manera asamblearia y motivar hacia estas prácticas se puede introducir de manera muy didáctica, a través del juego, utilizando algunas dinámicas grupales para ejercitar el consenso o el debate e iniciando con experiencias de duración corta conforme a la edad y la experiencia.
Es importante inventar mecanismos que promuevan la participación de todos los miembros del grupo. Hay personas menos motivadas hacia la participación, bien sea por timidez, falta de autoestima o por contar con menos herramientas para ello, las razones son múltiples.
Para ello se pueden poner en marcha algunos mecanismos para recoger la opinión. Uno de ellos pueden ser los llamados sistemas de consulta y ruedas de opinión. Las ruedas de opinión son una sencilla técnica por la que se pide la opinión de cada persona por turnos, una por una y sin debates.
Los sistemas de consulta nos sirven para recoger la opinión de todos los actores implicados. En ocasiones es útil utilizar técnicas no verbales, ya que facilitan la participación de las personas que no se sienten cómodas hablando. Podemos hacerlo mediante expresión corporal, mostrando tarjetas de colores, etc. Cuando el tema es conflictivo, la expresión anónima y por escrito puede ayudar a desvelar algunas opiniones. Así mismo, la separación en pequeños grupos de debate o trabajo, favorece la escucha activa y la participación. Es una herramienta tremendamente sencilla de aplicar pero con unos resultados extraordinarios.
Las relaciones horizontales buscan llegar a tomar decisiones preferiblemente a través del consenso. La decisión por consenso es un proceso de decisión que busca no solamente el acuerdo de la mayoría de los participantes, sino también persigue el objetivo de resolver o atenuar las objeciones de la minoría para alcanzar la decisión más satisfactoria e inclusiva. El consenso no persigue excluir a la minoría sino incluirla. El proceso de consenso es, sin duda, complejo pero los beneficios son altos, ya que evita conflictos no resueltos y busca la integración de todos los participantes para que no queden excluidos. Además, las soluciones a las que llega suelen ser completas e imaginativas. Consensuar no significa que todo el mundo llegue a pensar lo mismo ni tratar de convencer completamente al resto, trata de acercar las diferentes posturas generando una alternativa que contemple aspectos de todas. Esto implica estar dispuestos a movernos de nuestras opiniones y a buscar el acuerdo, no atrincherarnos en nuestra opinión y ser capaces de modificar nuestro punto de vista.